jueves, 2 de abril de 2015

Coaching-Psicología


Un coach es experto en tecnología comunicativa para hacer descubrir los objetivos y acompañar al cliente en el compromiso de lograrlos. En este sentido, el coaching es una herramienta metodológica más de la psicología, aunque por las vicisitudes del mercado la etiqueta coaching se ha hecho un hueco fuera de la psicología, cosa que ha permitido que personas no graduadas en psicología ofrezcan los servicios de coaching gracias a diferentes certificaciones emitidas por las propias empresas de formación.

Un psicólogo ofrece las garantías de una formación universitaria y de formar parte de un colectivo con un Colegio Profesional desde donde se marcan las directrices éticas y deontológicas, cosa que asegura al cliente la seriedad y profesionalidad del servicio.

El psicólogo está entrenado por defecto en las técnicas comunicativas y de entrevista, pero además y a diferencia del coach no psicólogo, tiene conocimientos de los procesos psicológicos, cosa que le permite interpretar mejor la personalidad del cliente o los mecanismos mentales que le acompañan en los problemas que motivan la consulta.

Pero hay más ventajas. El psicólogo, a diferencia del coach (si ejerce el Coaching de forma rigurosa), puede ofrecer al cliente diferentes metodologías de intervención, de acuerdo a su enfoque. Puede prescribir tareas, aconsejar o dar pautas de actuación, entrenar habilidades o recursos, etc., en definitiva intervenir de forma directa. Si usted acude a un coach no psicólogo que interviene directamente sin limitarse a sugerirlo a partir de la conversación, cuidado porque puede que se esté extra-limitando haciendo cosas por las que no está preparado.

El problema radica en la forma de vender el coaching. Mientras la Psicología se rige por los principios formales marcados por el Colegio profesional, el Coaching tiene la libertad propia de una profesión no regulada formalmente, lo que provoca que los coaches no psicólogos ofrezcan servicios por los que no están preparados, usen testimonios “sospechosamente” favorables, y utilicen tarifas a menudo desmesuradas, más como estrategia de marketing que no correspondiéndose a la calidad del servicio y la experiencia del profesional.
 
 

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